Pincha aquí, te lo recomendamos! Vídeo invitación
ODA AL ZURCIDO
Cómo demonios comenzar la oda
A tan humilde y olvidado afán,
re-atrapar aquello ya pasado
y mantenerlo en el tiempo un
rato más.
Lo cierto es que esto ya no
está de moda, ahora nos da por recauchutar: cejas pómulos, glúteos, pechos, brazos,
con neumática obsesión
hay que tratar.
Tremendo horror de la vida moderna.
Francamente,
¡No hay necesidad!
La cosa antes era diferente, lo
que se hacía más bien era velar, las miserias, defectos y otras peplas con
telas muy hermosas por demás.
Estas telas, al ser muy apreciadas, a toda costa había que
conservar y cuando de tanto usarlas se gastaban, sin duda había que
ZURCIR
o remendar.
Ah! Zurcido, remedio al
deterioro, qué hermoso y qué discreto puedes ser, también furioso, lábil,
sinuoso, zigzagueante, enrevesado, terco, pacato o esmirriado, insolente,
rebelde, destructivo, hasta feroz.
De todo,
menos veloz.
Si Freud hubiera estudiado los
zurcidos, un compendio de pathos habría hallado,
y estado de lo más entretenido,
contando recosidos en zamarros.
Así es la naturaleza humana,
proclive a la reinterpretación,
y si un roto tornamos en
zurcido
siempre este contendrá alguna
emoción.
Por eso amigos míos,
en esta época de pérdida constante,
la invitación a zurcirnos las
almas,
resulta de lo más interesante.
Así pues vamos a la tarea,
que para recomponerse nunca es tarde,
emprendamos la jornada de
zurcidos, con el ánimo paciente de un ex-debutante.
En esta época de mendacidad y
locura
en que ganas nos da de vomitar,
entreguémonos al lúcido
ejercicio de nuestras almas rehabilitar.
Y dicho esto casi está dicho
todo, creo que no queda más por explicar.
Solo un consejo: mostraros
precavidos si a un tercero dais el alma
a remendar.
Por cierto este poema es por
encargo
de una persona generosa quien,
con toda su alma, estoy segura os desea:
¡QUE OS ZURZAN¡
¡PERO BIEN!
Chabela Fernández
Madrid noviembre 2012